Solamente quiero un soldadito marinero que me lleve a la deriva, que me ahogue en una charco de rosas y me ancle a su vida, a sus ganas de darlo todo. Cuantas veces te busqué, cuantas me buscaste, cuantas cosas me rodean y contigo me sobra y basta. Que mi agua y mi sed son la misma persona, que el sueño que me sirve para alegrarme los días tiene tu nombre y apellidos. Que mi reflejo son tus ojos verdes, que mi aire solo tiene un dueño, que mi fuego no hay agua que lo pueda apagar, sólo el hielo de tus manos. La amargura no es mi enemiga si noto tus pies calentitos en el sofá, si tu voz escucho entre mil ruidos. Te lo tengo dicho, no me seas tan tonto, déjame quererte, que la vida es corta y siento que los segundos se me escapan como el aire.
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